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La ONU calcula que en 2023 2.000 millones de personas carecerán de acceso a agua potable, una cuarta parte de la población mundial. Estudios recientes han identificado varias grandes ciudades en riesgo de escasez de agua, como Londres, Tokio o Miami. Sin embargo, como siempre, las comunidades pobres y las regiones menos desarrolladas del mundo serán las más afectadas.
También se prevé que, para finales de esta década, unos 700 millones de personas se verán desplazadas de sus hogares debido a la grave escasez de agua, lo que provocará cambios significativos en la migración mundial.